Nuestra economía y nuestro sistema penal se sostienen artificialmente debido a la manipulación emocional de los ciudadanos por parte del Estado, en connivencia con las grandes empresas.
El nivel económico (y, por ello, nuestro sistema económico capitalista) de Occidente se sostiene por el egoísmo de los individuos o consumidores, influenciados por un contínuo bombardeo publicitario. El consumismo desmedido nos impulsa a adquirir compulsivamente, nos covence de que “querer es poder”, a pesar de todo. Nuestra voluntad está controlada por una publicidad constante y embriagadora que fomenta en nosotros el ansia de poseer; un ansia que, en última instancia, es egoísta por ser eminentemente individualista e incitar, además, a la comparacón con los otros ciudadanos en cuanto a propiedades se refiere.
El sistema penal, sin embargo, se sostiene por el miedo que las instituciones del Estado fomentan o lo que Robert Sennett llamó “la política del miedo de todos los días”. Un ejemplo muy ilustrativo es el vídeo que un partido político ha difundido recientemente, en el que se contienen imágenes destinadas a asustar a la ciudadanía, aún cuando dichas imágenes sean de Medellín, Colombia, y no de España y su delincuencia. Así, los ciudadanos son convertidos en esclavos del miedo; ahora el ciudadano teme, sufre, y los políticos son los llamados a salvar a la ciudadanía, ellos son los líderes decididos y preclaros. Para ello tan sólo se les debe entregar el poder; entonces, la policía, las cámaras y las leyes garantizarán la seguridad de todos.
Las penas se recrudecen porque así lo demandan unos ciudadanos asustados y confundidos; sin embargo, es muy distinta la realidad a como nos la enseñan: no por agravar más las penas disminuirá la violencia (Tomás de Aquino ya habla de esto en Utopía), pues la violencia sólo engendra violencia.
Y nosotros les vamos a responder.
Guy Fawkes
1 comentario:
Y yo digo un gran sí a todo lo que dices.
Aunque en lo refernte al miedo de los ciudadanos, creo que, por lo menos en esta país, no se ve al Gobierno como aquel que nos salvará de nuestros temosres, sino que es justamente éste el sujeto que los crea.
Estamos viendo como poco a poco se desconfía mas del Gobierno y de su capacidad para ayudarnos, y que el Estado de bienestar del que tanto presumiamos, no nos da sino una de cal y otra de arena.
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