lunes, 30 de abril de 2007

Economía y sistema penal

Nuestra economía y nuestro sistema penal se sostienen artificialmente debido a la manipulación emocional de los ciudadanos por parte del Estado, en connivencia con las grandes empresas.
El nivel económico (y, por ello, nuestro sistema económico capitalista) de Occidente se sostiene por el egoísmo de los individuos o consumidores, influenciados por un contínuo bombardeo publicitario. El consumismo desmedido nos impulsa a adquirir compulsivamente, nos covence de que “querer es poder”, a pesar de todo. Nuestra voluntad está controlada por una publicidad constante y embriagadora que fomenta en nosotros el ansia de poseer; un ansia que, en última instancia, es egoísta por ser eminentemente individualista e incitar, además, a la comparacón con los otros ciudadanos en cuanto a propiedades se refiere.
El sistema penal, sin embargo, se sostiene por el miedo que las instituciones del Estado fomentan o lo que Robert Sennett llamó “la política del miedo de todos los días”. Un ejemplo muy ilustrativo es el vídeo que el Partido Popular ha difundido recientemente, en el que se contienen imágenes destinadas a asustar a la ciudadanía, aún cuando dichas imágenes sean de Medellín, Colombia, y no de España y su delincuencia. Así, los ciudadanos son convertidos en esclavos del miedo; ahora el ciudadano teme, sufre, y los políticos son los llamados a salvar a la ciudadanía, ellos son los líderes decididos y preclaros. Para ello tan sólo se les debe entregar el poder; entonces, la policía, las cámaras y las leyes garantizarán la seguridad de todos. Las penas se recrudecen porque así lo demandan unos ciudadanos asustados y confundidos; sin embargo, es muy distinta la realidad a como nos la enseñan: no por agravar más las penas disminuirá la violencia (Santo Tomás de Aquino ya habla de esto en Utopía), pues la violencia sólo engendra violencia.


Guy Fawkes

lunes, 23 de abril de 2007

Mea culpa

Si aniquilar segmentos enteros de la población mundial para llegar a la sociedad primitivista -que liberará al hombre de sus ataduras materiales y su esclavitud mental- es ser un terrorista, entonces orgullosamente me declaro terrorista.

jueves, 19 de abril de 2007

La invasión de los parias avanza

Leo con inquietud que ya son casi un millón y medio los intrusos del desierto que han penetrado en nuestra casa, avanzado hasta la cocina y rapiñado toda la comida de la nevera, con excepción del jamón. Malditos. Un millón y medio y aquí nadie mueve un dedo, nadie quema ninguna bajera ni asalta en medio de la noche a una joven para arrancarle violentamente el velo y que la luz mortecina de las farolas permita ver su olivácea piel.
Cedemos territorio de forma gratuita, constantemente retrasamos nuestras barricadas culturales, y les permitimos lucir sus coranes, velos y chilabas frente a nuestras bibliotecas, museos, templos y escuelas. Su osadía es nuestra verguënza. ¿Hasta cuando esta estupidez y esta cobardía que nos paraliza frente a nuestros televisores, que diariamente escupen imágenes de pateras rebosantes de esta miseria humana?
Poco a poco, y con ánimo de ganar votos entre la creciente marea musulmana que asola nuestros pueblos, los ayuntamientos, rastreros ellos, autorizan la construcción de centros "culturales" y religiosos a esta comunidad que hoy nos amenaza cada vez menos soterradamente. Yo digo que hay que impedir esta claudicación aberrante y enmendar los errores hasta ahora cometidos: jabon con gasolina bastará. La preparación es fácil.


Guy Fawkes